¿FEMINISMO?: NUNCA MEJOR EXPRESADO
Hoy, que el término feminismo ha perdido
el vigor de otrora, cuando cobraron identidad los primeros movimientos (la
primera ola a principios del siglo XX, la segunda en las décadas de los 60’s y
70’s), me permito transcribir un tramo de la novela El Arco Iris, de D.H. Lawrece, publicada en el Reino Unido en ¡1915!
“Úrsula sólo tenía que pasar dos
trimestres más en la escuela. Estudiaba para lograr su diploma: trabajo árido,
puesto que faltaba inteligencia cuando estaba privada de dicha. Consciente de
su destino inminente, se aplicaba con tozudez, sin entusiasmo. Sabía que bien
pronto debería afrontar sus responsabilidades y temía que se lo impidieran. Una
voluntad secreta exigía en ella una independencia completa: independencia
social e individual de toda autoridad personal que la obligara a proseguir sus
estudios sin que le interesaran particularmente. Pues ella conocía el precio de
su rescate: su femineidad. Siendo mujer, es decir, diferente al hombre, siempre
obtendría del resto de la humanidad lo que no podría obtener como ser humano,
como camarada. Sentía en su femineidad una riqueza secreta y una reserva que
siempre le permitirían pagar su libertad.
Sin embargo, se reservaba este último recurso. Primero tenía que buscar otros medios. Había que aventurarse en el mundo misterioso de los hombres, el mundo del trabajo cotidiano y del deber y la existencia como miembro activo de la comunidad. Contra ésta, experimentaba un sutil resentimiento. Ella quería conquistar su lugar en el mundo de los hombres.”
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