viernes, 3 de septiembre de 2021

¿Por qué los periodistas interrumpen a sus entrevistados?

 




PERIODISTAS

Apunte 1

 

¿POR QUÉ LOS PERIODISTAS INTERRUMPEN

A SUS ENTREVISTADOS?

 

 

Este es el primer apunte de la serie sobre periodistas referida en la Introducción.

 

Imaginemos que estamos viendo por primera vez Psicosis de Hitchcock, y en la escena de la ducha, justo cuando aparece la sombra tras la cortina, se corta la luz; sin duda, el Tano Pasman aflorará en nosotros con inusitada virulencia: ‘¡Nooo! ¡Noooo! ¡lpqtp!’.

Algo parecido estalla en nuestro interior cuando un periodista corta la palabra de su entrevistado en el preciso momento en que éste está a punto de proporcionar información esencial sobre el tema por el cual fue convocado. .

Interrumpir la respuesta a una pregunta se ha convertido en una práctica habitual en muchos de los programas periodísticos de radio y televisión (y eso que nuestros padres no se cansaban de repetirnos: ‘No se interrumpe cuando otra persona está hablando’). Actitud incomprensible si consideramos que la decisión de entrevistar a un personaje responde a la idea de que puede aportar información de interés para la audiencia.

 

Claro es que existen razones de programación (horarios que deben ser cumplidos) o de índole comercial (tandas publicitarias ya comprometidas con los anunciantes) que son inevitables. También son comprensibles (y muchas veces bien venidas) aquellas interrupciones que contribuyen a enriquecer el reportaje, aportando información relevante o poniendo en evidencia una falsedad o contradicción. Pero hay otras interrupciones que tornan las entrevistas en contiendas por quién se apropia de la palabra, cuyo resultado es una sucesión caótica de frases inconexas y conceptos truncados.

Y es éste el tipo de interrumpidores[1] a los que voy a referirme.

jueves, 2 de septiembre de 2021

Periodistas

 


PERIODISTAS

 

INTRODUCCIÓN

 

Hubo un tiempo en que el periodismo solía ser una disciplina ampliamente reconocida y respetada. Los periodistas eran nuestros ojos y oídos no solo sobre lo que acontecía más allá de los límites del barrio, sino también, eran nuestras miradas atentas sobre las acciones de gobernantes, funcionarios y de todos aquellos que, de una forma u otra, tenían en sus manos los destinos del país.. Confiábamos en ellos; creíamos en que las cosas eran así como las narraban. Tal vez éramos inocentes y pecábamos de ingenuos, pero no dudábamos de sus palabras.