martes, 9 de noviembre de 2021

 


“...la mala fe no conserva las normas y los criterios de la verdad tal como los acepta el pensamiento crítico de buena fe. En efecto: lo que ella decide primeramente es la naturaleza de la verdad. Con la mala fe aparecen una verdad, un método de pensar, un tipo de ser de los objetos; y este mundo de mala fe de que el sujeto se rodea de pronto tiene por característica ontológica que en él el ser es lo que no es y no es lo que es. En consecuencia, aparece un tipo singular de evidencia: la evidencia no persuasiva (cursiva en el original). La mala fe capta evidencias, pero está resignada de antemano a no ser llenada por esas evidencias, a no ser persuadida y transformada en buena fe: se hace humilde y modesta, no ignora –dice- que la fe es decisión y que, después de cada intuición, es preciso decidir y querer aquello que es. Así, la mala fe, en su proyecto primitivo y desde su surgimiento, decide sobre la naturaleza exacta de sus exigencias, se dibuja toda entera en la resolución que toma de no pedir demasiado, de darse por satisfecha cuando esté mal persuadida, de forzar por decisión sus adhesiones a verdades inciertas.”

Jean-Paul Sartre, El Ser y la Nada


No hay comentarios.:

Publicar un comentario