UNA DUDA INQUIETANTE
APUNTE
El día siguiente de haber trascendido la noticia de que el Presidente Alberto Fernández había contraído coronavirus, apareció un mensaje en uno de los grupos de whatsapp, de los que formo parte, reenviado por otro de los miembros Se trataba de un flyer con el siguiente texto: “Alberto, hoy te podés transformar en héroe. ¡Andá y estornudale a Cristina!”.
No es necesario ser un experto en comunicación o en comprensión
de textos para interpretar que el mensaje expresa un deseo de muerte. A esta
altura de los acontecimientos todos sabemos que si un portador del virus Covid
estornuda en el cara de una persona que, por su edad u otra condición, forma
parte de los grupos de riesgo, la está exponiendo al peligro cierto de perder
la vida. En otras palabras, sin remilgos, le está deseando la muerte
El mensaje me sorprendió. No por el texto; pues a esta altura de los acontecimientos todos los que navegamos la Web desde hace tiempo estamos acostumbrado a chapalear en el lodo del odio y de la ausencia de límites morales; sino por quién lo reenvió.
Es una persona serena, afable; bastante parca en el hablar, y cuando lo hace, emplea un tono de voz apagado. En suma, impresiona como alguien pacífico, con un atisbo de timidez.
Es bastante obvio que cuando alguien reenvía un mensaje, si no aclara su disidencia, está haciendo propio su contenido, razón por la cuál me pregunté: ¿qué induce a una personalidad serena, pacífica, afable, desear la muerte del otro por el solo hecho de no compartir sus ideas? ¿Si se diera el caso de que esa persona, de apariencia candorosa, detentara el poder absoluto, cómo actuaría ante sus circunstanciales adversarios? ¿Hasta dónde estaría dispuesta a llegar para lograr sus objetivos? ¿Cuál sería su límite? No hay respuesta para estos interrogantes hasta no enfrentarnos al hecho consumado. Dijo alguien, cuyo nombre no recuerdo: "el hombre es un animal que tima, y el único animal que tima es el hombre".
Convengamos algo. No estoy ejerciendo la defensa de la
vicepresidenta (que accedió el cargo por medio del voto popular en elecciones libres) en tanto su condición de líder política, sino como una
ciudadana más a la que se le desea la muerte por sus ideas. De igual modo me habría expresado si el destinatario del ‘estornudo
covid’ hubiese sido Macri, Kicillof, Bregman, Espert, Bulrich o cualquier otro
individuo que exprese sus ideas públicamente. Porque
no estoy hablando de política, estoy hablando de calidad como seres humanos.
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